viernes, 16 de octubre de 2015

Oda a la calabaza

En estas fechas y teniendo Halloween a la vuelta de la esquina para perder el tiempo decorando calabazas, tenemos que rendir una merecida Oda a la calabaza, por la magia antioxidante que puede hacer.

Las calabazas son alimentos antioxidantes por excelencia. Los antioxidantes permiten la neutralización de los radicales libres. Entre ellos, podemos encontrar a los carotenos (los que se transforman en vitamina A en nuestro organismo), cuya composición varía según el tipo de calabaza que se trate; la que más carotenos contiene es la calabaza vinatera.
Ahora ya en serio, para que veas que no te miento, los carotenos no sólo figuran como un concepto maravilloso que nos mantendrá jóvenes eternamente, sino que además, ¡pueden identificarse! en el color amarillento de la pulpa de ésta, pues se tratan de pigmentos que confieren el color a las frutas y verduras.



Las propiedades de los carotenos son muy amplias. Entre todas ellas, merecen especial atención:

- La capacidad para inhibir el desarrollo del cáncer.
- La prevención de la acción negativa de los radicales libres sobre las células de la retina.
- Reducción de las posibilidades de padecer cáncer de pulmón, colon (la fibra favorece la expulsión de las heces), próstata, vejiga, cuello de útero y disminución del colesterol en sangre por su contenido en licopeno. 
- Las vitaminas A y C que contiene, mejoran la circulación impidiendo el emplazamiento del colesterol en las arterias, y con ello, previene de ciertas enfermedades del corazón como el infarto de miocardio y la angina de pecho. 
- Rica en ácido fólico, que participa en la intervención de la salud del sistema nervioso.


Además, es muy recomendable para los diabéticos; es rica en hidratos de carbono, pero su elevado contenido en fibra hace que estos se absorban poco a poco, manteniendo unos niveles de azúcar estables en sangre.
En el ámbito dietético, es un alimento muy saciante. A pesar de sus reducidas calorías, su ingestión frena el hambre y elimina la necesidad de comer otros alimentos menos deseables en las dietas de adelgazamiento.
Y ahora que hemos recitado la Oda, vamos a hacer algo útil con las calabazas. No, no vamos a ponernos en plan ArtAttack a decorar calabazas (que también) pero que sepáis, que frente a los dulces y caramelos americanos, España presenta una gran tradición gastronómica en esta época. Por eso os propongo una deliciosa crema de calabaza muy sencilla de hacer: 

INGREDIENTES

Calabaza (50g)
Una cebolla mediana
Nata líquida o leche evaporada (menos calórica)
Vino blanco (un vaso normal)
Caldo de pollo
Aceite de oliva
Pimienta negra
Sal


ELABORACIÓN

Para esta receta puedes elegir dos vías: pochar la cebolla y la calabaza en una sartén con aceite de oliva o bien, cocer todos los ingredientes, triturar y salpimentar. Es evidente que la primera opción no tiene nada que ver: es más sabrosa y consecuentemente más calórica. En cualquier caso, te presentaré la primera, pues cocer y triturar no tiene mucho pierde.
Comenzamos pelando la cebolla y la calabaza, previamente bien lavada. Después, echamos aceite de oliva en una olla y cuando tome buena temperatura, añadimos los trozos de cebolla y calabaza. Rehogamos a fuego medio durante unos minutos, removiendo de vez en cuando para que no se queme ni se pegue. Cuando estén las verduras pochadas, añadimos el vaso de vino blanco y esperamos a que el alcohol se evapore. A continuación, vertemos el caldo de pollo y dejamos cocer la calabaza durante media hora (yo la pincho para ver si está tierna). Por último, lo pasamos todo por la batidora junto a la nata líquida o sin ella, recuerda que contiene muchas calorías y si te pasas, la crema tomará demasiado sabor, y salpimentamos.
Para que te quede una crema fina de cinco estrellas michelín, puedes pasarla por un colador. 

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