La leche contiene proteínas, minerales y vitaminas que favorecen la absorción del calcio por nuestro organismo), la convierte en insustituible en las fases de crecimiento y desarrollo (infancia y adolescencia) y en periodos fisiológicos concretos como el embarazo y la lactancia en las mujeres.
La leche y sus derivados proporcionan nutrientes importantes en una dieta equilibrada y son los alimentos más ricos en calcio.
Los productos lácteos proporcionan varios nutrientes importantes entre los que se encuentran las proteínas, vitaminas del complejo B y la vitamina D, que a menudo la leche es fortificada con esta. Para los vegetarianos que consumen leche y productos lácteos, estos lácteos son una buena fuente de proteínas de alta calidad y vitaminas del grupo B que habitualmente se encuentran en la carne y otros alimentos de origen animal.
Comer productos lácteos varias veces al día puede ayudar a prevenir la deficiencia de calcio. A lo largo de toda la vida, la deficiencia de calcio puede producir a la degradación y la pérdida de tejido óseo y aumentar el riesgo de desarrollar la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos.
Consumir leche disminuye el riesgo cardiovascular. Su colesterol y cantidades de grasas saturadas son mínimas cuando se trata de leche desnatada y semidesnatada, por lo que puede ser un buen complemento para perder peso.
El calcio es un mineral cuya ingesta diaria debemos asegurar porque, además de cumplir un papel insustituible en la formación de los huesos, interviene en otras funciones, como la transmisión de los impulsos nerviosos, la coagulación de la sangre y la actividad del corazón. Si la dieta no aporta cada día el calcio necesario o si éste no se asimila correctamente, nuestro organismo se abastece extrayendo de los huesos la pequeña cantidad de calcio que necesita para estas funciones complementarias . Con el paso del tiempo, este "robo" de calcio a los huesos puede acabar ocasionando la famosa patología llamada "osteoporosis". De ahí la necesidad de proporcionar regularmente calcio al organismo durante toda la vida y no sólo hasta la edad en que terminen de construirse los huesos, en torno a los 30 años.
Para la población adulta en general (niños, embarazadas y lactantes necesitan más), se recomienda una ingesta diaria de 800 mg de calcio. Dos tazones de leche (medio litro) al día garantizan unos 600 mg de calcio, el 75% de la CDR. La leche (lo mismo da que sea entera, desnatada o semidesnatada, el contenido de calcio no varía) aporta entre 105 y 120 miligramos de calcio cada 100 ml, mientras que la enriquecida en calcio, la media es de 145 mg/100 ml, un 30% más de calcio que la leche no enriquecida.
Hay muchos nutricionistas que desaconsejan su consumo más allá de los primeros meses de vida, debido a que nuestro cuerpo perdería la enzima lactasa, la cual nos permite digerir correctamente la lactosa. Hay otros que aseguran que nuestro cuerpo sólo está preparado para asimilar la leche materna, y no la de otros animales. Según esta teoría, gran parte de la población sería intolerante a la lactosa sin saberlo, ya que el consumo continuado de leche durante años provocaría que el cuerpo ya no mostrara signos evidentes de esta intolerancia.
La mejor manera de comprobarlo es dejar de tomar leche durante un mes y después reintroducirla en nuestra dieta. Si entonces notamos alguna reacción (acidez, diarrea, gases, eczemas, dolores en las articulaciones, etc.) deberíamos tratar de evitarla, SIEMPRE TOMANDO EL CALCIO DE OTRAS FUENTES, como queso, yogur, u otros productos lácteos.
También se ha comprobado que las personas que toman medio litro de leche al día tienen un 60% menos de riesgo de diabetes tipo 2.
Los productos lácteos proporcionan varios nutrientes importantes entre los que se encuentran las proteínas, vitaminas del complejo B y la vitamina D, que a menudo la leche es fortificada con esta. Para los vegetarianos que consumen leche y productos lácteos, estos lácteos son una buena fuente de proteínas de alta calidad y vitaminas del grupo B que habitualmente se encuentran en la carne y otros alimentos de origen animal.
Comer productos lácteos varias veces al día puede ayudar a prevenir la deficiencia de calcio. A lo largo de toda la vida, la deficiencia de calcio puede producir a la degradación y la pérdida de tejido óseo y aumentar el riesgo de desarrollar la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos.
¿Pero.. la leche engorda?
¿Cúanto calcio lleva y cuánto necesito?
El calcio es un mineral cuya ingesta diaria debemos asegurar porque, además de cumplir un papel insustituible en la formación de los huesos, interviene en otras funciones, como la transmisión de los impulsos nerviosos, la coagulación de la sangre y la actividad del corazón. Si la dieta no aporta cada día el calcio necesario o si éste no se asimila correctamente, nuestro organismo se abastece extrayendo de los huesos la pequeña cantidad de calcio que necesita para estas funciones complementarias . Con el paso del tiempo, este "robo" de calcio a los huesos puede acabar ocasionando la famosa patología llamada "osteoporosis". De ahí la necesidad de proporcionar regularmente calcio al organismo durante toda la vida y no sólo hasta la edad en que terminen de construirse los huesos, en torno a los 30 años.
Para la población adulta en general (niños, embarazadas y lactantes necesitan más), se recomienda una ingesta diaria de 800 mg de calcio. Dos tazones de leche (medio litro) al día garantizan unos 600 mg de calcio, el 75% de la CDR. La leche (lo mismo da que sea entera, desnatada o semidesnatada, el contenido de calcio no varía) aporta entre 105 y 120 miligramos de calcio cada 100 ml, mientras que la enriquecida en calcio, la media es de 145 mg/100 ml, un 30% más de calcio que la leche no enriquecida.
¿Debería consumir leche enriquecida?
El consumo diario de dos vasos de leche semidesnatada o desnatada y de algún que otro producto lácteo nos garantiza la CDR de calcio. Es por ello que no parece necesario recurrir a leches enriquecidas que en el mejor de los casos aportan un 50% más de calcio que las normales (en el peor, sólo un 15%). Además, el proceso de enriquecimiento en calcio conlleva una serie de manipulaciones de la leche que alteran su composición original.
Aún así, no debe ser tachada de inútil, ya que puede ser recomendable en algunos casos que se requiera un aporte mucho mayor al normal, o problemas óseos, aunque el médico será quien valore esas situaciones.
La caseína es el componente proteíco de la leche, que comprende en definitiva la mayoría de las proteínas de la leche, al constituir aproximadamente un 80%, mientras que el 20% restante es suero.
Tabla nutricional de las leches
Desventajas de tomar leche
Hay muchos nutricionistas que desaconsejan su consumo más allá de los primeros meses de vida, debido a que nuestro cuerpo perdería la enzima lactasa, la cual nos permite digerir correctamente la lactosa. Hay otros que aseguran que nuestro cuerpo sólo está preparado para asimilar la leche materna, y no la de otros animales. Según esta teoría, gran parte de la población sería intolerante a la lactosa sin saberlo, ya que el consumo continuado de leche durante años provocaría que el cuerpo ya no mostrara signos evidentes de esta intolerancia.
La mejor manera de comprobarlo es dejar de tomar leche durante un mes y después reintroducirla en nuestra dieta. Si entonces notamos alguna reacción (acidez, diarrea, gases, eczemas, dolores en las articulaciones, etc.) deberíamos tratar de evitarla, SIEMPRE TOMANDO EL CALCIO DE OTRAS FUENTES, como queso, yogur, u otros productos lácteos.
Mas cosas...
En Europa, el 60% del calcio que consumimos proviene de la leche y de sus derivados. Asique, nos va a ser difícil tomar el calcio que necesitamos sin tomar lácteos. Date cuenta de que la leche es un alimento muy completo y que, además, no tiene muchas calorías.
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